Hace un par de semanas nos dejaba un cineasta de referencia en el mundo y especialmente en su tierra, Italia. Ettore Scola fue un retratista de su país, pero no del que los políticos crean, si no del de las personas que en él habitan. Como él decía, una de sus mayores preocupaciones era ser buena persona, por eso su cine es un canto humanista en toda regla, que carga contra las imposiciones y lucha por la libertad. Italia ya no lo enamoraba, le hacía sentir triste, y eso ha quedado grabado en sus mejores trabajos. En su carrera cuenta con multitud de títulos galardonados en varios festivales y entregas de premios, pero existe un título que es imprescindible para cualquiera que ame el cine, y ese es Una jornada particular.
6 de mayo de 1938. Hitler visita la ciudad de Roma y Mussolini invita al pueblo a dar la bienvenida al führer asistiendo al desfile que se celebrará por las calles de la ciudad. En uno de los bloques de pisos construidos por el régimen nos encontramos con Antonietta, ama de casa, madre de seis hijos y de marido hosco. Es la única de la familia que no va a asistir al evento, pues debe quedarse en el hogar a hacer las tareas. El edificio queda completamente vacío, a excepción de la portera y un vecino que queda justo en la ventana de enfrente de Antonietta. Él es Gabriele. Ambos se conocen a raíz de un incidente y ello hará que entablen una fugaz relación que les evadirá de sus problemas.
Scola podría haber hablado de aquel curioso día en Italia, pero prefiere trasladar su jornada particular a una situación mucho más intima, la que podrían haber vivido dos individuos cualesquiera durante aquel seis de mayo en el que Italia debía vanagloriarse de su acuerdo de fuerzas fascistas. En este encuentro se nos presenta a una mujer que defiende los ideales de su país, pero que detrás de esa fachada esconde una mujer esclavizada y cansada cuya ilusión por la vida se ha ido marchitando lentamente. En su hogar, junto a su soledad, vive también un pájaro parlanchín que, en un descuido de Antonietta, escapa de la jaula que lo mantenía preso para ir directamente hasta la ventana del vecino. De este modo ella conoce a Gabriele, un hombre extraño que parece vivir solo rodeado de libros, y que permanece siempre atento al teléfono. No tardamos en descubrir la verdad de Gabriele y los motivos por el que fue despedido de su trabajo (en la radio nacional), sumando así un relato de dos seres que van a la deriva, pero que su encuentro casual consigue abrir un poco de luz a su situación.
El director consigue crear con un decorado frío, oscuro y realista de un edificio mastodóntico y que gracias también a una muy bien elegida fotografía del oscarizado Pasqualino De Santis, crea una perfecta simbolización de una prisión dónde se encierran las pasiones de sus habitantes. Así, nuestros protagonistas se sienten encerrados, ella sin poder escapar desde el principio, él escondido para huir de otra jaula aún peor, ambos atrapados en un lugar de dónde sólo consigue escapar el pájaro, pero por un periodo de tiempo pequeño, al igual que lo harán las ilusiones de la pareja.
Ambos descubren gracias al otro su intimidad y sus ansias de libertad, mientras el resto de la ciudad se concentra en un punto para celebrar el encuentro político. Ellos, aunque separados de la multitud, están encerrados por la mismo motivo que conduce a la ciudad a la celebración, y aunque tengan un día para vivir como realmente les gustaría, la sombra del poder que les hace ser y vivir como lo hacen sigue presente constantemente, algo que nos recuerda Scola muy bien al jugar con el sonido diegético de una radio retransmitiendo sin cesar el desfile, llena de tonos alegres para enmascarar la verdadera infelicidad.
Scola es un maestro del cine, y eso lo demuestra cada fotograma del filme, pues no hay plano, movimento de cámara, encuadre, cada detalle de atrezzo, de vestuario o escenografía, que no tenga razón de ser, todo es de vital importancia y de una plasticidad pocas veces vista en un medio visual. Una película perfecta de principio a fin en el que narración, simbolismo y visualidad convergen para trasformarse en una obra maestra.
Si ello no fuera poco, nos topamos como caras conductoras de esta obra a dos grandes figuras de la interpretación. Sofía Loren da vida a nuestra Anotonietta, capaz de mostrarnos fácilmente a una mujer condenada, insatisfecha y atrapada, a Loren se le ve la tristeza con tan solo mirarle a los ojos enseñándonos una muestra de talento única. Por otro lado Marcello Mastroianni, figura conocida por sus papeles de galán, da un giro completo interpretando a un hombre que no solo destaca por su homosexualidad, si no por su timidez, su sinceridad y una vez más, su ocultada tristeza. Ambos agarran un guión fabuloso y lo ensalzan hasta convertirlo en, como ya he dicho, una obra maestra.
Una jornada particular va más allá de ser un filme político, pues nos habla de las relaciones personales y la falta de libertad, es todo un canto a la lucha por ser uno mismo y a las injusticias históricas que hemos y/o seguimos viviendo. De verdad, no os perdáis ésta joya del cine, y hacerle un homenaje a este director imprescindible que tristemente nos ha dejado.
6 de mayo de 1938. Hitler visita la ciudad de Roma y Mussolini invita al pueblo a dar la bienvenida al führer asistiendo al desfile que se celebrará por las calles de la ciudad. En uno de los bloques de pisos construidos por el régimen nos encontramos con Antonietta, ama de casa, madre de seis hijos y de marido hosco. Es la única de la familia que no va a asistir al evento, pues debe quedarse en el hogar a hacer las tareas. El edificio queda completamente vacío, a excepción de la portera y un vecino que queda justo en la ventana de enfrente de Antonietta. Él es Gabriele. Ambos se conocen a raíz de un incidente y ello hará que entablen una fugaz relación que les evadirá de sus problemas.
Scola podría haber hablado de aquel curioso día en Italia, pero prefiere trasladar su jornada particular a una situación mucho más intima, la que podrían haber vivido dos individuos cualesquiera durante aquel seis de mayo en el que Italia debía vanagloriarse de su acuerdo de fuerzas fascistas. En este encuentro se nos presenta a una mujer que defiende los ideales de su país, pero que detrás de esa fachada esconde una mujer esclavizada y cansada cuya ilusión por la vida se ha ido marchitando lentamente. En su hogar, junto a su soledad, vive también un pájaro parlanchín que, en un descuido de Antonietta, escapa de la jaula que lo mantenía preso para ir directamente hasta la ventana del vecino. De este modo ella conoce a Gabriele, un hombre extraño que parece vivir solo rodeado de libros, y que permanece siempre atento al teléfono. No tardamos en descubrir la verdad de Gabriele y los motivos por el que fue despedido de su trabajo (en la radio nacional), sumando así un relato de dos seres que van a la deriva, pero que su encuentro casual consigue abrir un poco de luz a su situación.
El director consigue crear con un decorado frío, oscuro y realista de un edificio mastodóntico y que gracias también a una muy bien elegida fotografía del oscarizado Pasqualino De Santis, crea una perfecta simbolización de una prisión dónde se encierran las pasiones de sus habitantes. Así, nuestros protagonistas se sienten encerrados, ella sin poder escapar desde el principio, él escondido para huir de otra jaula aún peor, ambos atrapados en un lugar de dónde sólo consigue escapar el pájaro, pero por un periodo de tiempo pequeño, al igual que lo harán las ilusiones de la pareja.
Ambos descubren gracias al otro su intimidad y sus ansias de libertad, mientras el resto de la ciudad se concentra en un punto para celebrar el encuentro político. Ellos, aunque separados de la multitud, están encerrados por la mismo motivo que conduce a la ciudad a la celebración, y aunque tengan un día para vivir como realmente les gustaría, la sombra del poder que les hace ser y vivir como lo hacen sigue presente constantemente, algo que nos recuerda Scola muy bien al jugar con el sonido diegético de una radio retransmitiendo sin cesar el desfile, llena de tonos alegres para enmascarar la verdadera infelicidad.
Scola es un maestro del cine, y eso lo demuestra cada fotograma del filme, pues no hay plano, movimento de cámara, encuadre, cada detalle de atrezzo, de vestuario o escenografía, que no tenga razón de ser, todo es de vital importancia y de una plasticidad pocas veces vista en un medio visual. Una película perfecta de principio a fin en el que narración, simbolismo y visualidad convergen para trasformarse en una obra maestra.
Si ello no fuera poco, nos topamos como caras conductoras de esta obra a dos grandes figuras de la interpretación. Sofía Loren da vida a nuestra Anotonietta, capaz de mostrarnos fácilmente a una mujer condenada, insatisfecha y atrapada, a Loren se le ve la tristeza con tan solo mirarle a los ojos enseñándonos una muestra de talento única. Por otro lado Marcello Mastroianni, figura conocida por sus papeles de galán, da un giro completo interpretando a un hombre que no solo destaca por su homosexualidad, si no por su timidez, su sinceridad y una vez más, su ocultada tristeza. Ambos agarran un guión fabuloso y lo ensalzan hasta convertirlo en, como ya he dicho, una obra maestra.
Una jornada particular va más allá de ser un filme político, pues nos habla de las relaciones personales y la falta de libertad, es todo un canto a la lucha por ser uno mismo y a las injusticias históricas que hemos y/o seguimos viviendo. De verdad, no os perdáis ésta joya del cine, y hacerle un homenaje a este director imprescindible que tristemente nos ha dejado.
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TÍTULO ORIGINAL Una giornata particolare AÑO 1977 DURACIÓN 105 min. PAÍS Italia IDIOMA Italiano DIRECCIÓN Ettore Scola GUIÓN Ruggero Maccari & Ettore Scola MÚSICA Armando Trovajoli FOTOGRAFÍA Pasqualino De Santis REPARTO Sophia Loren, Marcello Mastroianni, John Vernon, Françoise Berd, Patrizia Basso, Nicole Magny PRODUCTORA Campagnia Cinematografica Champion S.P.A. / Conafox Films lnc. / Carlo Ponti
GÉNERO Drama
TEMÁTICA Años 30. Homosexualidad. LGBTIQ. Mujer
SINOPSIS
El 6 de mayo de 1938, Hitler visita Roma. Es un día de fiesta para la
Italia fascista, que se vuelca en el recibimiento. En una casa de
vecinos sólo quedan la portera, un ama de casa, Antonietta, y Gabriele,
que teme a la policía por algún motivo desconocido. Al margen de la
celebración política, Antonietta y Gabriele establecen una relación
afectiva muy especial que les permite evadirse durante unas horas de la
tristeza y monotonía de la vida cotidiana.
PREMIOS
1977: 2 nominaciones al Oscar: Mejor actor (Mastroianni) y película extranjera
1977: Globos de oro: Mejor película extranjera. Nom. actor - Drama (Mastroianni)
1977: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)
1977: Premios David di Donatello: Mejor director y actriz (Sophia Loren)
1977: Premios César: Mejor Película extranjera
1977: Globos de oro: Mejor película extranjera. Nom. actor - Drama (Mastroianni)
1977: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)
1977: Premios David di Donatello: Mejor director y actriz (Sophia Loren)
1977: Premios César: Mejor Película extranjera
CRÍTICA
+ "Memorables actuaciones de Loren y Mastroianni, película de amores imposibles, un auténtico canto a la amistad. Una película conmovedora" (Omar Khan: Diario El País)
+ "Una obra maravillosa." (Alfonso Mazarro: Cinemacritico)
+ "Dos actuaciones acompañadas de una sutil pero muy efectiva dirección de Ettore Scola acaban de conformar un memorable film." (El gabinete del Dr. Mabuse)
+ "Una obra maravillosa." (Alfonso Mazarro: Cinemacritico)
+ "Dos actuaciones acompañadas de una sutil pero muy efectiva dirección de Ettore Scola acaban de conformar un memorable film." (El gabinete del Dr. Mabuse)
PUNTUACIONES
9,0 | 7,9 | 8,1 | |||
NOTA MEDIA: 8,3 |
TRAILER
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