Lo que más me gusta del Atlántida Film Fest (AFF) es que en muchas ocasiones te acerca a filmografías desconocidas, a nombres a los que anteriormente no habías tenido acceso, incluso aunque estos mismos en su país ya sean harto conocidos. Un buen ejemplo es lo que me ha pasado con Dos disparos del cineasta argentino Martín Rejtman.
Mariano regresa a su casa después de andar toda la noche bailando en la discoteca, una vez allí se mete en la piscina a dar unas brazadas, para más tarde ponerse a cortar el césped. Cuándo la cortadora sufre una avería y Mariano busca las herramientas para arreglarla se encuentra con un viejo revolver. Con él sube a su habitación y se pega dos disparos, uno en la cabeza y otra en el estomago.
A pesar de la novedad que es para mi Rejtman, y aunque Dos disparos no sea un filme nada catalogable, no es difícil reconocer reconocer enseguida los conceptos que mueven su filmografía. La naturalidad y la calma son características que mueven a sus apáticos personajes, seres que conviven entre situaciones y espacios absurdos. Unos esquemas muy precisos los cuales no es de extrañar que sean motivo recurrente en las películas del argentino, pues conforman un modo de hacer cine muy característico, y muy distante del cine más clásico.
Parte de esa seña tan marcada reside en su guión, un texto para nada centrado en los esquemas que podrías encontrar en un manual de escritura, pues Rejtman escribe lo que le apetece, no por hacerlo de mal modo, si no por hacérselos suyos propios, construyendo un microuniverso único y de difícil comparación. Así -a pesar de la pequeña sinopsis que os he dado-, no existe ningún protagonista, si no una serie de personajes que irán construyendo las ideas del director a través de sus situaciones vividas. Algo así como aquellos libros en que nos hacían elegir que queríamos que sucediese a medida que avanzaba el relato, creando siempre nuestra propia aventura.
Y todas esas situaciones podrían justificarse por varios motivos: uno, por la fuerza de la casualidad, la cual consigue interconectar todos esos seres que deambulan por la pantalla, unas casualidades que aunque sean las detonantes no están ahí solo para cumplir con la unión narrativa, si no que se quedan impresas en los momentos que posteriormente van a ir viviendo esas personas. Otro de los motivos, y muy ligado al anterior, es por el causa/efecto, aquel que una cosa lleva a la otra y te encuentras con que la evolución de tal o cual personaje es debido a una suma de acontecimientos. Por último, podríamos pensar en todos los personajes como pequeños engranajes, que hacen girar un sistema dónde, aunque ellos no lo sepan, cumplen una función específica para mover un sistema autoconstruido. O más que una construcción ligada a un propio universo, a una estampa, pues Rejtman no se esconde del retrato que hace de la clase media de su país, e incluso para que negarlo, del sistema social global.
Un sistema que el autor percibe con unos personajes que viven en el aburrimiento eterno, en un estado totalmente abulico, y como no, en la eterna soledad, de ahí que el arranque del filme, en el que vemos a Mariano bailando solo, más tarde en el bus sin hablar con nadie, al entrar en casa y encontrarla vacía... Una serie de situaciones que no precisan de la ausencia del resto para demostrar esa soledad, ya que en el resto del filme continuaremos viendo esa influencia aunque la pantalla esté plagada de personajes. Y aunque ellos compartan situaciones y en ocasiones parezca que rompan con ella, al final no tardaran en estar de nuevo como al principio, solos.
Ese estado hace que el plantel actoral necesite de una fuerza única para transmitir el estado suspendido constante de los personajes, algo muy difícil de tratar, que incluso de entrada podemos percibir como confuso y artificial, pero que poco a poco vamos asimilando con el paso de la cinta.
No nos vamos a engañar, Dos disparos es algo así como un canto al aburrimiento, y al principio del metraje nos puede parecer poco atractivo y sin mucho sentido, pero a medida que avanza, y en especial a partir de la mitad del metraje, la película va apoderándose de nosotros y el interés por esos personajes alcanza una cuota de empatía que es difícil no sentir aquello que en realidad no nos cuentan con palabras, y es ese estado apático que andaba comentando. A partir de esa mitad necesitamos seguir atentos a lo que va a ir pasando, pues nos preguntamos hacía dónde va a llevarnos este cruce de situaciones e historias, como va a terminar todo esto, a dónde van a ir sus caminos y los nuestros.
Aunque podamos catalogarla como una comedia, es difícil llegar a reírse con ella, pues sus puntos cómicos son de un absurdo no creado para nada, si no para reforzar esa vacuidad y ese nivel de incoherencia en el que vivimos constantemente. Buen ejemplo de ello son las dos escenas con el psicoanalista, cada cual más irrisoria.
Mariano regresa a su casa después de andar toda la noche bailando en la discoteca, una vez allí se mete en la piscina a dar unas brazadas, para más tarde ponerse a cortar el césped. Cuándo la cortadora sufre una avería y Mariano busca las herramientas para arreglarla se encuentra con un viejo revolver. Con él sube a su habitación y se pega dos disparos, uno en la cabeza y otra en el estomago.
A pesar de la novedad que es para mi Rejtman, y aunque Dos disparos no sea un filme nada catalogable, no es difícil reconocer reconocer enseguida los conceptos que mueven su filmografía. La naturalidad y la calma son características que mueven a sus apáticos personajes, seres que conviven entre situaciones y espacios absurdos. Unos esquemas muy precisos los cuales no es de extrañar que sean motivo recurrente en las películas del argentino, pues conforman un modo de hacer cine muy característico, y muy distante del cine más clásico.
Parte de esa seña tan marcada reside en su guión, un texto para nada centrado en los esquemas que podrías encontrar en un manual de escritura, pues Rejtman escribe lo que le apetece, no por hacerlo de mal modo, si no por hacérselos suyos propios, construyendo un microuniverso único y de difícil comparación. Así -a pesar de la pequeña sinopsis que os he dado-, no existe ningún protagonista, si no una serie de personajes que irán construyendo las ideas del director a través de sus situaciones vividas. Algo así como aquellos libros en que nos hacían elegir que queríamos que sucediese a medida que avanzaba el relato, creando siempre nuestra propia aventura.
Y todas esas situaciones podrían justificarse por varios motivos: uno, por la fuerza de la casualidad, la cual consigue interconectar todos esos seres que deambulan por la pantalla, unas casualidades que aunque sean las detonantes no están ahí solo para cumplir con la unión narrativa, si no que se quedan impresas en los momentos que posteriormente van a ir viviendo esas personas. Otro de los motivos, y muy ligado al anterior, es por el causa/efecto, aquel que una cosa lleva a la otra y te encuentras con que la evolución de tal o cual personaje es debido a una suma de acontecimientos. Por último, podríamos pensar en todos los personajes como pequeños engranajes, que hacen girar un sistema dónde, aunque ellos no lo sepan, cumplen una función específica para mover un sistema autoconstruido. O más que una construcción ligada a un propio universo, a una estampa, pues Rejtman no se esconde del retrato que hace de la clase media de su país, e incluso para que negarlo, del sistema social global.
Un sistema que el autor percibe con unos personajes que viven en el aburrimiento eterno, en un estado totalmente abulico, y como no, en la eterna soledad, de ahí que el arranque del filme, en el que vemos a Mariano bailando solo, más tarde en el bus sin hablar con nadie, al entrar en casa y encontrarla vacía... Una serie de situaciones que no precisan de la ausencia del resto para demostrar esa soledad, ya que en el resto del filme continuaremos viendo esa influencia aunque la pantalla esté plagada de personajes. Y aunque ellos compartan situaciones y en ocasiones parezca que rompan con ella, al final no tardaran en estar de nuevo como al principio, solos.
Ese estado hace que el plantel actoral necesite de una fuerza única para transmitir el estado suspendido constante de los personajes, algo muy difícil de tratar, que incluso de entrada podemos percibir como confuso y artificial, pero que poco a poco vamos asimilando con el paso de la cinta.
No nos vamos a engañar, Dos disparos es algo así como un canto al aburrimiento, y al principio del metraje nos puede parecer poco atractivo y sin mucho sentido, pero a medida que avanza, y en especial a partir de la mitad del metraje, la película va apoderándose de nosotros y el interés por esos personajes alcanza una cuota de empatía que es difícil no sentir aquello que en realidad no nos cuentan con palabras, y es ese estado apático que andaba comentando. A partir de esa mitad necesitamos seguir atentos a lo que va a ir pasando, pues nos preguntamos hacía dónde va a llevarnos este cruce de situaciones e historias, como va a terminar todo esto, a dónde van a ir sus caminos y los nuestros.
Aunque podamos catalogarla como una comedia, es difícil llegar a reírse con ella, pues sus puntos cómicos son de un absurdo no creado para nada, si no para reforzar esa vacuidad y ese nivel de incoherencia en el que vivimos constantemente. Buen ejemplo de ello son las dos escenas con el psicoanalista, cada cual más irrisoria.
Aunque no sea un filme redondo, y para que negarlo, de entrada algo pesado. Al final el visionado de Dos disparos es bastante agradecido, pues nos sentiremos satisfechos al poder ver una cinta que apunta unas maneras tan propias de hacer cine, un relato para nada recurrente y un estilo poco visto. Ya por eso Dos disparos es un buen filme.
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TÍTULO ORIGINAL Dos disparos AÑO 2014 DURACIÓN 105 min. PAÍS Argentina, Chile, Alemania, Holanda IDIOMA Español DIRECCIÓN Martín Rejtman GUIÓN Martín Rejtman MÚSICA Diego Vainer FOTOGRAFÍA Lucio Bonelli REPARTO Susana Pampín, Rafael Federman, Benjamín Coelho, Manuela Martelli, Walter Jakob, Camila Fabbri, María Inés Sancerni, Fabián Arenillas, Claudia Cantero, Daniela Pal, Laura Paredes, Mariel Fernández PRODUCTORA Ruda Cine / Jirafa Films / Pandora Films / Waterland / Fortuna Films
GÉNERO Comedia. Drama
TEMÁTICA Historias cruzadas
SINOPSIS
Una madrugada, Mariano, un adolescente de 16 años, encuentra un revólver
en su casa y, sin pensarlo, se dispara dos veces. Sobrevive. Dos
disparos es la historia sobre cómo Mariano y su familia reaccionan a
esta situación.
PREMIOS
2014: Festival de Locarno: Selección de largometrajes a concurso
2014: Festival de San Sebastián: Sección oficial (Horizontes latinos)
2014: Festival de San Sebastián: Sección oficial (Horizontes latinos)
CRÍTICA
= "Una dramedia casi inclasificable (...) Rejtman no va realmente a ninguna parte con el concepto, pero hay suficiente habilidad y entretenimiento para captar la atención del público" (Jay Weissberg: Variety)
- "A veces, la contemplación implasible de lo mundano no es Jarmuschiana. A veces, es simplemente aburrida" (John DeFore: The Hollywood Reporter)
+ "Un melodrama asordinado, pero que luego va abandonando la tragedia y se va embebiendo de ese humor absurdo y agridulce tan particular que sólo admite un adjetivo calificativo: rejtmaniano." (Diego Batlle: Diario La Nación)
+ "Rejtman presenta personajes a una velocidad inusitada y su particular concepción del cine brilla como nunca." (Javier Porta Fouz: Diario La Nación)
+ "Rejtman no baja línea, no intenta marcar la cancha, sino todo lo contrario, la deja libre. Y ese es su desafío, nuestro desafío." (Horacio Bilbao: Diario Clarín)
- "A veces, la contemplación implasible de lo mundano no es Jarmuschiana. A veces, es simplemente aburrida" (John DeFore: The Hollywood Reporter)
+ "Un melodrama asordinado, pero que luego va abandonando la tragedia y se va embebiendo de ese humor absurdo y agridulce tan particular que sólo admite un adjetivo calificativo: rejtmaniano." (Diego Batlle: Diario La Nación)
+ "Rejtman presenta personajes a una velocidad inusitada y su particular concepción del cine brilla como nunca." (Javier Porta Fouz: Diario La Nación)
+ "Rejtman no baja línea, no intenta marcar la cancha, sino todo lo contrario, la deja libre. Y ese es su desafío, nuestro desafío." (Horacio Bilbao: Diario Clarín)
PUNTUACIONES
6,5 | 6,1 | 6,4 | |||
NOTA MEDIA: 6,3 |
TRAILER
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