Joan Lindsay publicaba en 1967 Picnic en Hanging Rock, su obra más conocida tras convertirse no solo en un libro de culto, si no en toda una leyenda. Lindsay declaró que su novela se basaba en hechos realmente acontecidos, por lo que las investigaciones, mitos e hipótesis sobre el caso que en ella se plantea lograron convencer al planeta entero de la veracidad de sus lineas. No es de extrañar que una obra de semejante envergadura no tuviese rápidamente una adaptación cinematográfica temprana. Fue así como en menos de diez años de su publicación un joven australiano llamado Peter Weir rodaba su segundo largometraje, empezando a demostrar grandes dotes para contar historias con la cámara. El éxito del filme, a pesar de ser un estreno para salas de arte y ensayo, era asegurado, y sirvió no solo para que un ahora famoso director se labrase un nombre, si no para forjar el cine australiano como símbolo de calidad.
El día de San Valentín de 1900 las alumnas de una selecta escuela femenina se dirige a su anual excursión a la formación rocosa Hanging Rock. Tras un tranquilo y armonioso día de campo, cuándo el grupo decide volver al internado, se dan cuenta de la falta de cuatro chicas y una profesora. En medio de la búsqueda se encontrarán con una de las chicas dando gritos desesperados por el bosque, el paradero del resto: totalmente desconocido.
A día de hoy, y a pesar de lo demostrado, la historia de Hanging Rock sigue siendo uno de esos misterios de la humanidad. Lindsay consigue en su novela crear una atmósfera de suspense realmente asfixiante y absorbente, y su paso a la gran pantalla no solo logra mantener ese nivel, si no que lo lleva hasta el mejor de los limites que puede ofrecer el arte audiovisual.
La historia es tan peculiar y tiene una fuerza tan grande que es fácil quedar atrapado por sus planteamientos, y durante todo el metraje el espectador intentará una vez más lograr entender que pasó ese día de San Valentín, que tanta conmoción ha causado. La mejor manera de conseguirlo es poniendo sobre la mesa todas las cartas, y en vez de ir en busca de resoluciones argumentales sencillas, Weir, gracias al guionista Cliff Green, nos plantea todo aquello que Lindsay construye en su relato. Las imágenes hablan por si solas, y la puesta a punto del metraje es tan sublime y detallista que es imposible que se le escape cualquier detalle de importancia. Weir logra en su película transmitir toda la angustia del libro, y a su vez, ya sea ayudándose de los diálogos o de las imágenes rodadas en la propia montaña, crea una historia impregnada de posibilidades, en la que es fácil concluir con cualquiera de las hipótesis que se han formado alrededor de la leyenda, ya sean científicas, como de aire fantástico y por lo tanto, poco probable.
Podemos adentrarnos en Picnic en Hanging Rock de dos modos. El primero, conociendo su leyenda, y disfrutando -a la vez que descubriendo- del planteamiento que Weir hace de todas esas teorías, transformando el entorno en el que rueda en un personaje vivo, cuya presencia y personalidad son tan imponentes y magistrales que dejan sin habla. La segunda opción es hacerlo desde el total desconocimiento, y dado que personalmente es el que creo mejor para el espectador, ya que en un segundo visionado puede gozar de la otra experiencia, prefiero no adentrarme demasiado en las resoluciones de su historia. Y aunque os recomiendo no hacerlo sin haber visto antes la película, podéis encontrar mucha e interesante información en la red sobre el caso que gira entorno la historia del filme.
Toda la dirección artística de la cinta es de lo más loable, no solo por la majestuosidad de la localización principal que es esa épica roca, si no también por la buena mano del equipo de Weir al conseguir una atmósfera estupenda para la escuela femenina, así como para el vestuario, el maquillaje y la peluquería de todos y cada uno de los personajes. Unos personajes interpretados con total entrega, en la que destaca una imponente Rachel Roberts en el papel de la institutriz del internado y Anne-Louise Lambert, cuya fantasmagórica presencia como una de las chicas desaparecidas impregna todo el relato. No puedo olvidar el encomiable trabajo de Bruce Smeaton, cuya partitura ayuda a dar vida a ese ente natural que es Hanging Rock, una banda sonora digna del mejor cine de suspense.
Picnic en Hanging Rock es una película que deja poso en el espectador, de la que es difícil desprenderse, y que queda grabada fácilmente en la memoria. Las ganas de conocer mucho más de ella tras su visionado, no hacen más que alzar el trabajo de Weir hasta las nubes. Una obra imprescindible del cine, estupenda.
El día de San Valentín de 1900 las alumnas de una selecta escuela femenina se dirige a su anual excursión a la formación rocosa Hanging Rock. Tras un tranquilo y armonioso día de campo, cuándo el grupo decide volver al internado, se dan cuenta de la falta de cuatro chicas y una profesora. En medio de la búsqueda se encontrarán con una de las chicas dando gritos desesperados por el bosque, el paradero del resto: totalmente desconocido.
A día de hoy, y a pesar de lo demostrado, la historia de Hanging Rock sigue siendo uno de esos misterios de la humanidad. Lindsay consigue en su novela crear una atmósfera de suspense realmente asfixiante y absorbente, y su paso a la gran pantalla no solo logra mantener ese nivel, si no que lo lleva hasta el mejor de los limites que puede ofrecer el arte audiovisual.
La historia es tan peculiar y tiene una fuerza tan grande que es fácil quedar atrapado por sus planteamientos, y durante todo el metraje el espectador intentará una vez más lograr entender que pasó ese día de San Valentín, que tanta conmoción ha causado. La mejor manera de conseguirlo es poniendo sobre la mesa todas las cartas, y en vez de ir en busca de resoluciones argumentales sencillas, Weir, gracias al guionista Cliff Green, nos plantea todo aquello que Lindsay construye en su relato. Las imágenes hablan por si solas, y la puesta a punto del metraje es tan sublime y detallista que es imposible que se le escape cualquier detalle de importancia. Weir logra en su película transmitir toda la angustia del libro, y a su vez, ya sea ayudándose de los diálogos o de las imágenes rodadas en la propia montaña, crea una historia impregnada de posibilidades, en la que es fácil concluir con cualquiera de las hipótesis que se han formado alrededor de la leyenda, ya sean científicas, como de aire fantástico y por lo tanto, poco probable.
Podemos adentrarnos en Picnic en Hanging Rock de dos modos. El primero, conociendo su leyenda, y disfrutando -a la vez que descubriendo- del planteamiento que Weir hace de todas esas teorías, transformando el entorno en el que rueda en un personaje vivo, cuya presencia y personalidad son tan imponentes y magistrales que dejan sin habla. La segunda opción es hacerlo desde el total desconocimiento, y dado que personalmente es el que creo mejor para el espectador, ya que en un segundo visionado puede gozar de la otra experiencia, prefiero no adentrarme demasiado en las resoluciones de su historia. Y aunque os recomiendo no hacerlo sin haber visto antes la película, podéis encontrar mucha e interesante información en la red sobre el caso que gira entorno la historia del filme.
Toda la dirección artística de la cinta es de lo más loable, no solo por la majestuosidad de la localización principal que es esa épica roca, si no también por la buena mano del equipo de Weir al conseguir una atmósfera estupenda para la escuela femenina, así como para el vestuario, el maquillaje y la peluquería de todos y cada uno de los personajes. Unos personajes interpretados con total entrega, en la que destaca una imponente Rachel Roberts en el papel de la institutriz del internado y Anne-Louise Lambert, cuya fantasmagórica presencia como una de las chicas desaparecidas impregna todo el relato. No puedo olvidar el encomiable trabajo de Bruce Smeaton, cuya partitura ayuda a dar vida a ese ente natural que es Hanging Rock, una banda sonora digna del mejor cine de suspense.
Picnic en Hanging Rock es una película que deja poso en el espectador, de la que es difícil desprenderse, y que queda grabada fácilmente en la memoria. Las ganas de conocer mucho más de ella tras su visionado, no hacen más que alzar el trabajo de Weir hasta las nubes. Una obra imprescindible del cine, estupenda.
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TÍTULO ORIGINAL Picnic at Hanging Rock AÑO 1975 DURACIÓN 110 min. PAÍS Australia IDIOMA Inglés, Francés (algunas palabras) DIRECCIÓN Peter Weir GUIÓN Cliff Green (Novela: Joan Lindsay) MÚSICA Bruce Smeaton FOTOGRAFÍA Russell Boyd REPARTO Rachel Roberts, Vivean Gray, Helen Morse, Kirsty Child, Tony Llewellyn-Jones, Jacki Weaver, Frank Gunnell, Anne-Louise Lambert, Karen Robson, Jane Vallis, Christine Schuler, Margaret Nelson, Ingrid Mason, Jenny Lovell, Janet Murray PRODUCTORA Australia Film Corporation / Picnic Productions PRESUPUESTO 440.000 AUD (Estimado) (311.255 €)
GÉNERO Drama. Intriga
TEMÁTICA Basada en hechos reales. Años 1900 (circa). Secuestros / Desapariciones. Colegios / Universidad
SINOPSIS
El día de San Valentín de 1900, las estudiantes de la Escuela Appleyard
van de excursión a Hanging Rock, una región australiana montañosa. A lo
largo del día se producen una serie de fenómenos sobrenaturales: el
tiempo se detiene, estudiantes y maestras pierden el conocimiento y tres
chicas y una profesora desaparecen.
PREMIOS
1976: BAFTA: Mejor fotografía. Nominada a Vestuario y Sonido.
1976: AFI (Instituto de cine Australiano): 7 nominaciones. Incluyendo Película, Dirección, Actriz (Helen Morse).
1979: Premios Saturn: Mejor fotografía. Nominada a mejor guión.
1976: AFI (Instituto de cine Australiano): 7 nominaciones. Incluyendo Película, Dirección, Actriz (Helen Morse).
1979: Premios Saturn: Mejor fotografía. Nominada a mejor guión.
CRÍTICA
+ "Un subyugante y extraño filme, de fascinante pulso narrativo, que narra la misteriosa desaparición de un grupo de colegialas australianas durante una excursión. (Pablo Kurt: FILMAFFINITY)
+ "Fascinante desde el primer al último minuto. [...] Les aseguro que van a disfrutar de una pieza de arte digna de las más desaforadas alabanzas." (Sergio Benítez: Blog de cine)
+ "Emocionante y estremecedora. El misterio velado tiene una belleza única, y a pesar de todo inquieta, porque se asoma a una trastienda en la que cada solución posible es más horrible que la anterior. [...] ‘Picnic en Hanging Rock’ deja en el espectador un recuerdo imborrable. (Eduardo González: Vivir el Cine)
+ "Fascinante desde el primer al último minuto. [...] Les aseguro que van a disfrutar de una pieza de arte digna de las más desaforadas alabanzas." (Sergio Benítez: Blog de cine)
+ "Emocionante y estremecedora. El misterio velado tiene una belleza única, y a pesar de todo inquieta, porque se asoma a una trastienda en la que cada solución posible es más horrible que la anterior. [...] ‘Picnic en Hanging Rock’ deja en el espectador un recuerdo imborrable. (Eduardo González: Vivir el Cine)
PUNTUACIONES
8,0 | 6,9 |
7,6 | |||
NOTA MEDIA: 7,5 |
TRAILER
VER TAMBIÉN
Tengo una enorme curiosidad por ver esta peli desde que hace años leyera sobre ella por primera vez en la Fotogramas.
ResponderEliminarFantástica reseña.
Es verdad, es una película inolvidable y única. Saludos.
ResponderEliminarLo mejor de la cinta (y supongo que, paralelamente, del libro) son los interrogantes que plantea y que no siempre se resuelven. Creo que gran parte de la clave del éxito de la obra recae aquí. El espectador dispone de una paleta de ingredientes para construir su propio tapiz con sus conclusiones personales. Pero cabe decir que muy pocas veces el elemento "misterio" se muestra de una forma tan tangible y explícita como para permitir al espectador éstos juegos mentales. Sin duda, la autora de la novela realizó una buena jugada con ésta historia, proporcionándole las dosis justas y necesarias de realismo y "fantasía" para hacer dudar al espectador, si no consiguiendo que éste no se plantee en ningún momento dudar de la veracidad de la historia. Ya vimos otras obras contemporáneas a ésta dónde se nos explica un acontecimiento funesto con intento de hacernos creer susodicho caso (ahora me viene a la mente "La Aventura del Poseidón" o "El Coloso en Llamas"), que aunque nada tengan que ver en forma o fondo, en ellas llega un punto en el que el espectador realiza el balance entre veracidad y falacia, para acabar aceptando la mitología de esas historias. Esto no sucede en "Picnic en Hanging Rock", y el verdadero hito, en mi parecer, es éste: que el espectador no pueda saber nunca la certeza del terreno que está explorando.
ResponderEliminarPues no conocí nada sobre el caso, la novela o la película (no creo haber visto mucho cine australiano que no incluya animales asesinos) pero ésta sí que me la consigo YA. Suena de lo más interesante. La primera parte del planteamiento me recordó lejanamente a "About Elly", de Asghar Farhadi, una cinta increíble. Pero no leeré mucho más al respecto para ver la película sin mayor contexto.
ResponderEliminarYa te contaré.
Un abrazo.