El día 2 de abril fallecía con 106 años uno de los cineastas más longevos del viejo continente. Manoel de Oliveira se mantuvo activo hasta el final realizando hasta una treintena de películas. De este modo, el portugués, se ha convertido en uno de los más celebres y reconocidos cineastas de su país, estando siempre a la vanguardia de las tendencias cinematográficas y entendiendo el cine como un noble arte, una "manifestación cultural moderna, indispensable, necesaria". Con su desaparición nos queda una filmografía rica, y para conmemorarlo no se me ocurre mejor modo que hacerlo con su primer largo de ficción, Aniki-Bóbó.
El filme nos muestra las aventuras de una pandilla de muchachos que viven en la ciudad de Oporto, dónde destacan el despistado Carlitos y el matón Eduardinho, dos muchachos que se pelean por conquistar a la pequella Terezinha, aunque eso les haga apartar del camino correcto.
Manoel de Oliveira se avanza unos años al Neorrealismo italiano para retratarnos las barriadas de la bella Oporto. Ya en esta primera aproximación cinematográfica podemos darnos cuenta del adelanto de Oliveira en su visión vanguardista del séptimo arte, creando una filmografía de identidad propia que irá puliendo poco a poco según sus propios intereses.
Para ello, Oliveira, decide mostrarnos la sociedad portuguesa desde la mirada paralela de unos niños, cuyas preocupaciones quedan lejos de la cotidianidad del adulto. De este modo consigue a segundas instancias retratar la realidad social a través del foco que la cámara le ofrece, pues los juegos y sus reflexiones no serían los mismos de no ser por el tapiz social que les envuelve, algo fácil de ver al extender nuestra mirada en la totalidad del campo de filmación que Oliveira crea en Aniki-Bóbó. Como decía, adelantándose a sus coetáneos italianos, el director portugués apuesta por los escenarios naturales y los actores amateur par dotar de profundidad el mensaje de su filme.
El relato principal se centra en esos niños fruto de la sociedad que les envuelve, que entre juegos, risas y peleas, reflexionan sobre sus propias preocupaciones. Un pequeño grupo que fácilmente se convierte en bandera del mensaje de preocupación colectiva y coalición comunitaria para superar los malos momentos. Así, Carlitos, aprende una lección gracias al remordimiento y la culpa, y de pasada Eduardinho tendrá la oportunidad de valorar el verdadero significado de la amistad.
Oliveira consigue tan solo con la cámara realzar su mensaje, podemos fijarnos en cualquiera de sus escenas para darnos cuenta de ello, pero se hace especialmente latente en las escenas nocturnas, sobretodo en la escena del juego de policías y ladrones, dónde el juego de luces y el montaje son realmente soberbios, Oliveira nos cuenta más con su realización que con el propio texto que adapta la novela de Rodrigues de Freitas.
Aniki-Bóbó es más que un juego de niños, es un relato a pequeña escala de una sociedad como la portuguesa. Un canto a la solidaridad y a la unión de fuerzas, pero especialmente un relato sobre la inocencia, ese maravilloso tesoro que hay que intentar no perder.
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TÍTULO ORIGINAL Aniki-Bóbó AÑO 1942 DURACIÓN 71 min. PAÍS Portugal IDIOMA Portugués DIRECCIÓN Manoel de Oliveira GUIÓN Manoel de Oliveira (Novela: Dr. Rodrigues de Freitas) MÚSICA Jaime Silva Filho FOTOGRAFÍA António Mendes (B&W) REPARTO Nascimento Fernandez, Fernanda Matos, Horácio Silva, António Santos, António Morais Soares, Feliciano David, Manuel Sousa, António Pereira, Américo Botelho, Rafael Mota, Vital dos Santos PRODUCTORA Produções António Lopes Ribeiro
GÉNERO Drama. Comedia
TEMÁTICA Infancia. Amistad
SINOPSIS
La película sigue a unos niños por las calles de Oporto, donde el grito
de guerra es "Aniki-Bóbó!". El jefe del grupo, Eduardinho lucha con otro
niño, Carlitos, por ganarse la amistad de Terezinha, la única niña del
grupo.
CRÍTICA
+ "Sin duda, nos encontramos ante una de las mejores películas del cine portugués de todos los tiempos." (Rubén Redondo: Cinemaldito)
PUNTUACIONES
7,0 | 7,2 | 7,9 | |||
NOTA MEDIA: 7,4 |
ESCENA
VER TAMBIÉN
Creo que nunca he visto una película de Manuel, algún día tendré que hacerlo, y tal vez ésta sea un buen comienzo.
ResponderEliminarUn saludo.
Manoel de Oliveira siempre ha sido uno de esos directores que me caen bien sin haber visto nada de su obra. Porque eso, no he visto nada de su obra. Está en mi lista de futuros maratones pero quizás tenga que adelantarme con algo suyo, ¿dirías que ésta sería el mejor modo de empezar? (porque sin duda la pintas la mar de bien).
ResponderEliminarSaludos.