Uno de los directores internacionales más reconocidos, el coreano Kim Ki-Duk, siempre se ha llevado el reconocimiento allá por dónde ha pasado hasta la llegada de su depresión, un debacle anímico que le llevó a realizar dos de sus películas más polémicas y criticadas, Arirang (2011) y Amén (Amen; 2011), dos cintas con un nexo en común: la renovación del planteamiento fílmico del director asiático.
Una joven llega a París en busca de una persona que no encuentra. La odisea la llevará a ir por varios lugares de Europa siendo perseguida y acosada por un extraño personaje con una máscara de gas.
No voy a comentar el filme pensando en la larga depresión que sufrió el director de Hierro 3 (Bin-jip; 2004), ya que muchos de los espectadores podemos desconocer ese dato y como afectó realmente a la producción de Amén, así que daré la visión de cualquiera que se adentre a ella sin más compromiso que el de disfrutar de una película, lo que sí es inevitable obviar es el modo en el que el director realizó el filme, que tras su paso por Cannes dónde fue premiado, el realizador decidió no volver a Asia sin rodar antes en Europa, y con tan solo el dinero de unos billetes de tren como presupuesto, este nuevo trabajo alejándose de los presupuestos y las necesidades del público. Kim Ki-Duk quería hacer una película sincera.
Así nos encontramos con un filme totalmente independiente, en el que de entrada sorprende el modo de realización, cercano a la obra doméstica. Rápidamente llama la atención la suciedad de un sonido dónde todo se filtra, descuidado y poco profesional, tampoco tardamos en darnos cuenta de la ausencia de guión, de la desaparición de cualquier diálogo que pueda conducirnos por una narración, detalles como la aparición de la sombra del director en los planos, personas mirando a cámara a lo lejos... Kim Ki-Duk deja claro así su motivación, olvidarse de los cánones preestablecidos, dejar de lado cualquier envoltorio que empañe un verdadero contenido, y sincerarse con él mismo.
Con todas estas destacables premisas, y aunque el filme en realidad es más una obra de pura espiritualidad, no puedo parar de pensar en su relación metafílmica. Nos encontramos en Amén la participación de tan solo dos personas en su realización: la actriz principal, Kim Hye-na -que por cierto hace un trabajo estupendo-, y la mano del propio director que conducirá la cámara y se esconderá tras la misteriosa máscara de gas para dar vida al segundo de los personajes del filme, la aparición de detalles poco cuidados y el propio uso de la cámara que se convierte inevitablemente en un elemento muy implícito en la película, y por tanto un tercer personaje, hacen que la reflexión sobre el cine sea totalmente palpable en la pantalla.
En un primer visionado es fácil quedar algo confuso con la película, cosa que no evita una fuerte atracción hacía ella, una lucha por intentar no perder detalle y comprender que es lo que se nos está contando, ¿hacía dónde va a llevarnos todo ello?. Más adelante, si nos atrevemos a verla de nuevo se nos hará fácil encontrar esa relación espiritual, tan palpable y religiosa hasta el punto de ver en ella la historia actualizada del martirio y la virgen, una odisea a través de ciudades europeas que más que un retiro espiritual se convierte en un vía crucis tormentoso.
Es inevitable que los enamorados del poético cine del director coreano queden algo chocados frente al cambio de registro de Amén, y eso haya hecho que el filme haya sido menospreciado allá por dónde ha pasado, pero en realidad el contenido de este trabajo llega incluso a superar el de los más famoso trabajos del autor, dónde la poesía sigue apareciendo pero abandonando cualquier corteza plástica.
Una joven llega a París en busca de una persona que no encuentra. La odisea la llevará a ir por varios lugares de Europa siendo perseguida y acosada por un extraño personaje con una máscara de gas.
No voy a comentar el filme pensando en la larga depresión que sufrió el director de Hierro 3 (Bin-jip; 2004), ya que muchos de los espectadores podemos desconocer ese dato y como afectó realmente a la producción de Amén, así que daré la visión de cualquiera que se adentre a ella sin más compromiso que el de disfrutar de una película, lo que sí es inevitable obviar es el modo en el que el director realizó el filme, que tras su paso por Cannes dónde fue premiado, el realizador decidió no volver a Asia sin rodar antes en Europa, y con tan solo el dinero de unos billetes de tren como presupuesto, este nuevo trabajo alejándose de los presupuestos y las necesidades del público. Kim Ki-Duk quería hacer una película sincera.
Así nos encontramos con un filme totalmente independiente, en el que de entrada sorprende el modo de realización, cercano a la obra doméstica. Rápidamente llama la atención la suciedad de un sonido dónde todo se filtra, descuidado y poco profesional, tampoco tardamos en darnos cuenta de la ausencia de guión, de la desaparición de cualquier diálogo que pueda conducirnos por una narración, detalles como la aparición de la sombra del director en los planos, personas mirando a cámara a lo lejos... Kim Ki-Duk deja claro así su motivación, olvidarse de los cánones preestablecidos, dejar de lado cualquier envoltorio que empañe un verdadero contenido, y sincerarse con él mismo.
Con todas estas destacables premisas, y aunque el filme en realidad es más una obra de pura espiritualidad, no puedo parar de pensar en su relación metafílmica. Nos encontramos en Amén la participación de tan solo dos personas en su realización: la actriz principal, Kim Hye-na -que por cierto hace un trabajo estupendo-, y la mano del propio director que conducirá la cámara y se esconderá tras la misteriosa máscara de gas para dar vida al segundo de los personajes del filme, la aparición de detalles poco cuidados y el propio uso de la cámara que se convierte inevitablemente en un elemento muy implícito en la película, y por tanto un tercer personaje, hacen que la reflexión sobre el cine sea totalmente palpable en la pantalla.
En un primer visionado es fácil quedar algo confuso con la película, cosa que no evita una fuerte atracción hacía ella, una lucha por intentar no perder detalle y comprender que es lo que se nos está contando, ¿hacía dónde va a llevarnos todo ello?. Más adelante, si nos atrevemos a verla de nuevo se nos hará fácil encontrar esa relación espiritual, tan palpable y religiosa hasta el punto de ver en ella la historia actualizada del martirio y la virgen, una odisea a través de ciudades europeas que más que un retiro espiritual se convierte en un vía crucis tormentoso.
Es inevitable que los enamorados del poético cine del director coreano queden algo chocados frente al cambio de registro de Amén, y eso haya hecho que el filme haya sido menospreciado allá por dónde ha pasado, pero en realidad el contenido de este trabajo llega incluso a superar el de los más famoso trabajos del autor, dónde la poesía sigue apareciendo pero abandonando cualquier corteza plástica.
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TÍTULO ORIGINAL Amen AÑO 2011 DURACIÓN 73 min. PAÍS Corea del Sur IDIOMA Sin diálogos. Coreano y Francés (algunas palabras) DIRECCIÓN Kim Ki-duk GUIÓN Kim Ki-duk FOTOGRAFÍA Kim Ki-duk REPARTO Kim Hye-na
GÉNERO Drama
TEMÁTICA Cine experimental. Road Movie. Religión
SINOPSIS
Extraña e inquietante odisea de una joven coreana que llega a París en
busca de una persona a la que tiene que seguir hasta Venecia y Avignon.
Un misterioso personaje que se oculta tras una máscara antigas la sigue a
todas partes y la acosa sin cesar...
PREMIOS
2011: Festival de San Sebastián: Sección oficial a concurso
CRÍTICA
- "Un delirio de cine guerrillero, sin guión y sin más intención que el delicado lirismo de la cotidianidad. (...) Gran y aburridísima decepción por culpa de una hipertrofia del ego ciertamente preocupante." (Luis Martínez: Diario El Mundo)
+ "No ceder al desaliento como única manera de salir del pozo, aunque los medios escaseen, aunque te sientas abandonado, humillado y despreciado. Filma, filma, filma… eso es Amén." (Manu Argüelles: Cine Divergente)
- "Aquí todo se trata de manera tan diferente, abstracta y absurda, que cuesta prestar atención a lo que se muestra." (Bea Clane: Worl Cinema 7)
+ "No ceder al desaliento como única manera de salir del pozo, aunque los medios escaseen, aunque te sientas abandonado, humillado y despreciado. Filma, filma, filma… eso es Amén." (Manu Argüelles: Cine Divergente)
- "Aquí todo se trata de manera tan diferente, abstracta y absurda, que cuesta prestar atención a lo que se muestra." (Bea Clane: Worl Cinema 7)
PUNTUACIONES
6,0 | 3,7 | 6,0 | |||
NOTA MEDIA: 5,2 |
TRAILER
VER TAMBIÉN
Joder, muy de acuerdo. Ya la podías haber visto en Cine-on, que así Ciudadno Noodles y yo hubiésemos tenido un aliado ante los furibundos detractores, que eran casi todos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Claro que la vi, fui de los del jurado oficial que la defendió ;)
EliminarJa,ja, perdona, vaya despiste :(
EliminarMe encanta el poster. Kim Hye-na luce bellísima.
ResponderEliminarYo siempre temo un poco ponerme a ver algo más de Kim Ki Duk. Es un director que a veces me encanta y a veces me pierde por completo. Y siendo que "Arirang" se inclinaba un poco más hacia la segunda opción, siento que algo similar sucederá con "Amén". Con todo ya le tocará entrar en alguno de mis mini ciclos y tendré que actualizarme con él. Ya le llegará el momento.
Saludos.