Vista en Cannes dentro de la sección "Un certain regard" el año pasado, aterriza en nuestro país la cinta (mayoritariamente) Chilena Bonsái. Una película que llega en forma de aire fresco para compensar la calurosa oferta de las salas de cine de este mes de agosto.
Se dice, se comenta, que su autor refleja la generación post-Pinochet, pero a nosotros esa reflexión impuesta por la crítica nos da un poco igual, ya que con tan solo fijarse en su contenido tenemos suficiente, y es que esta historia de amor, libros y plantas es simplemente una delicia en forma de cine de la que quedarse prendado es un regalo. Su espectacular arranque (al igual que su sincero final) son muestra de lo mucho que el film nos puede ofrecer.
Intentar explicar con palabras la historia que nos cuenta su autor Cristián Jiménez - que a su vez adapta la novela de Alejandro Zambra - es un pecado, ya que lo que logra a través de la pantalla es algo para sentir y no para leer, de ahí que su relación con el libro sea tan solo una relación de profundidad.
Lo mejor de Bonsái es ese hacer que nos pone difícil catalogarla, siendo claramente un drama por su tristeza ligera pero que se permite el humor equiparándose así a cualquiera de nuestras vidas, porqué al final la historia que nos presenta puede ser la vida de cualquiera de nosotros o de nuestros vecinos.
La historia es contada en fragmentos que siguen dos líneas de tiempo distintas sobre un mismo personaje: Julio. Por un lado sus tiempos de juventud, su primer amor Emilia, su saberse encontrar a través de la literatura... Por el otro, en su madurez, se encuentra perdido en una nueva sociedad en la que no encaja pero en la que tendrá los mismos dolores de cabeza que el resto, y en él veremos como su pasado le ha influenciado en quién es ahora.
Descubrir esas emociones contenidas sin demostraciones directas es el mayor placer que nos ofrece la película, un personaje desgarbado que se acerca al ser cómico pero que supura tristeza y melancolía por los cuatro costados, un trabajo soberbio no solo en la estupenda interpretación de Cristóbal Briceño, si no en la creación del personaje y en como ha sido llevado a la pantalla. Es imposible no quedarse prendado de sus imperfecciones, de su fragilidad y sentir una conexión estupenda no sólo con él, si no con el resto que lo rodean. De este modo, el filme deja un poso en nuestro corazón como otro no lo haría, algo muy agradecido de sentir.
Es sorprendente como una película tan simple, que nos cuenta una historia tan común, esta llena de una complejidad tan grande, que sin sucumbir a la pedantería ni en querer utilizar el simbolismo extremo de autor, ofrece un resultado tan tremendamente redondo y elogiable. A todo ello debemos dar las gracias a su director por no tratarnos como idiotas, y nos deje libertad para ver las cosas según nuestro criterio, dejándonos a titulo personal como captar ciertos momentos del filme y algunos de los acontecimientos que se suceden.
La realización de Jiménez, aunque se permita algunas licencias puntuales que despistan un poco el tono del film, consigue sobretodo gracias a la fotografía de Inti Briones, dar un guantazo a esos personajes que han querido darnos gato por liebre con el 3D. La película demuestra (aunque las actualizaciones a la alta definición de las salas de cine tengan mucho de ese mérito), que no es necesaria tanta tecnología para ofrecer unas imágenes que se tocan, y todo con sencillez y sin artificios de ningún tipo, simplemente con un saber hacer lleno de tacto y unas ganas de transmitir que deberían contagiar a más de uno, incluso los títulos de crédito están llenos de texturas fabulosas, que por momentos olvidamos que eso que estamos viendo son fotografías y las confundimos con el propio papel.
Aventurarse a dejarse llevar por Bonsái es una decisión muy acertada, no sólo por acercarse a la saludable cinematografía suramericana que cada vez más se está erigiendo como un lugar dónde poder encontrar trabajos de un nivel excelente, si no por sumergirse en una manera de contar las cosas distinta a lo que comúnmente nos tienen acostumbrados otras culturas ya más vistas.
A Bonsái podemos sacarle mucho jugo, y dejar escapar su visionado es un error.
TÍTULO ORIGINAL Bonsái
AÑO 2011
DURACIÓN 102 min.
PAÍS Chile, Argentina, Portugal, Francia
IDIOMA Español
DIRECTOR Cristián Jiménez
GUIÓN Cristián Jiménez (Novela: Alejandro Zambra)
MÚSICA Caroline Chaspoul, Eduardo Henríquez
FOTOGRAFÍA Inti Briones
REPARTO Gabriela Arancibia, Cristóbal Briceño, Julio Carrasco
GÉNERO Drama. Romance
TEMÁTICA Literatura. Drama romántico
SINOPSIS
Al final de la película, Emilia muere y Julio se queda solo. En realidad, Julio ya estaba solo desde hacía años, mucho antes de la muerte de Emilia. Pero lo que importa es que, al final, Emilia muere y Julio permanece con vida. Julio vive y Emilia no. El resto no es más que ficción.
PREMIOS
2011: Festival de Cannes: Sección oficial a concurso (sección "Un certain regard")
2011: Havana Film Festival: Mejor película
2011: San Sebastián: Nominada al premio Horizontes
2012: Miami Film Festival: Premio del jurado en la competición Ibero-Americana. Premio Jordan Alexander Kressler al guión.
CRÍTICAS
PUNTUACIONES
- Descubrepelis: 7,4
- Filmaffinity: 6,7
- IMDB: 6,1
* Media: 6,7
TRAILER
VER TAMBIÉN
Se dice, se comenta, que su autor refleja la generación post-Pinochet, pero a nosotros esa reflexión impuesta por la crítica nos da un poco igual, ya que con tan solo fijarse en su contenido tenemos suficiente, y es que esta historia de amor, libros y plantas es simplemente una delicia en forma de cine de la que quedarse prendado es un regalo. Su espectacular arranque (al igual que su sincero final) son muestra de lo mucho que el film nos puede ofrecer.
Intentar explicar con palabras la historia que nos cuenta su autor Cristián Jiménez - que a su vez adapta la novela de Alejandro Zambra - es un pecado, ya que lo que logra a través de la pantalla es algo para sentir y no para leer, de ahí que su relación con el libro sea tan solo una relación de profundidad.
Lo mejor de Bonsái es ese hacer que nos pone difícil catalogarla, siendo claramente un drama por su tristeza ligera pero que se permite el humor equiparándose así a cualquiera de nuestras vidas, porqué al final la historia que nos presenta puede ser la vida de cualquiera de nosotros o de nuestros vecinos.
La historia es contada en fragmentos que siguen dos líneas de tiempo distintas sobre un mismo personaje: Julio. Por un lado sus tiempos de juventud, su primer amor Emilia, su saberse encontrar a través de la literatura... Por el otro, en su madurez, se encuentra perdido en una nueva sociedad en la que no encaja pero en la que tendrá los mismos dolores de cabeza que el resto, y en él veremos como su pasado le ha influenciado en quién es ahora.
Descubrir esas emociones contenidas sin demostraciones directas es el mayor placer que nos ofrece la película, un personaje desgarbado que se acerca al ser cómico pero que supura tristeza y melancolía por los cuatro costados, un trabajo soberbio no solo en la estupenda interpretación de Cristóbal Briceño, si no en la creación del personaje y en como ha sido llevado a la pantalla. Es imposible no quedarse prendado de sus imperfecciones, de su fragilidad y sentir una conexión estupenda no sólo con él, si no con el resto que lo rodean. De este modo, el filme deja un poso en nuestro corazón como otro no lo haría, algo muy agradecido de sentir.
Es sorprendente como una película tan simple, que nos cuenta una historia tan común, esta llena de una complejidad tan grande, que sin sucumbir a la pedantería ni en querer utilizar el simbolismo extremo de autor, ofrece un resultado tan tremendamente redondo y elogiable. A todo ello debemos dar las gracias a su director por no tratarnos como idiotas, y nos deje libertad para ver las cosas según nuestro criterio, dejándonos a titulo personal como captar ciertos momentos del filme y algunos de los acontecimientos que se suceden.
La realización de Jiménez, aunque se permita algunas licencias puntuales que despistan un poco el tono del film, consigue sobretodo gracias a la fotografía de Inti Briones, dar un guantazo a esos personajes que han querido darnos gato por liebre con el 3D. La película demuestra (aunque las actualizaciones a la alta definición de las salas de cine tengan mucho de ese mérito), que no es necesaria tanta tecnología para ofrecer unas imágenes que se tocan, y todo con sencillez y sin artificios de ningún tipo, simplemente con un saber hacer lleno de tacto y unas ganas de transmitir que deberían contagiar a más de uno, incluso los títulos de crédito están llenos de texturas fabulosas, que por momentos olvidamos que eso que estamos viendo son fotografías y las confundimos con el propio papel.
Aventurarse a dejarse llevar por Bonsái es una decisión muy acertada, no sólo por acercarse a la saludable cinematografía suramericana que cada vez más se está erigiendo como un lugar dónde poder encontrar trabajos de un nivel excelente, si no por sumergirse en una manera de contar las cosas distinta a lo que comúnmente nos tienen acostumbrados otras culturas ya más vistas.
A Bonsái podemos sacarle mucho jugo, y dejar escapar su visionado es un error.
====================================================================
TÍTULO ORIGINAL Bonsái
AÑO 2011
DURACIÓN 102 min.
PAÍS Chile, Argentina, Portugal, Francia
IDIOMA Español
DIRECTOR Cristián Jiménez
GUIÓN Cristián Jiménez (Novela: Alejandro Zambra)
MÚSICA Caroline Chaspoul, Eduardo Henríquez
FOTOGRAFÍA Inti Briones
REPARTO Gabriela Arancibia, Cristóbal Briceño, Julio Carrasco
GÉNERO Drama. Romance
TEMÁTICA Literatura. Drama romántico
SINOPSIS
Al final de la película, Emilia muere y Julio se queda solo. En realidad, Julio ya estaba solo desde hacía años, mucho antes de la muerte de Emilia. Pero lo que importa es que, al final, Emilia muere y Julio permanece con vida. Julio vive y Emilia no. El resto no es más que ficción.
PREMIOS
2011: Festival de Cannes: Sección oficial a concurso (sección "Un certain regard")
2011: Havana Film Festival: Mejor película
2011: San Sebastián: Nominada al premio Horizontes
2012: Miami Film Festival: Premio del jurado en la competición Ibero-Americana. Premio Jordan Alexander Kressler al guión.
CRÍTICAS
= "A pesar de las ínfulas narrativas, la (en realidad doble) historia de
amor sigue funcionando como tragicomedia generacional" (Javier
Ocaña: Diario El País)
= "El nostálgico y, en el fondo, bastante triste filme resulta una
propuesta original, estimulante y divertida (aunque el realizador se
empeñe a veces demasiado en demostrarlo, lo que se nota). Una chilena,
en fin, tirada con gracia." (Carmen L. Lobo: Diario La Razón)
= "Aunque su desarrollo es algo letárgico, cuenta con personajes
acogedores, bien silueteados y detalles ingeniosos (...) Puntuación: ***
(sobre 4)" (Jordi Batlle Caminal: Diario La Vanguardia)
+ "A medio
camino entre la comedia romántica, la melancolía, el amor a los libros y
los ejercicios metaficcionales con dosis de parodia del mundo
culturetas, Bonsái es un nuevo exponente del buen momento que atraviesa el cine latinoamericano." (Juan Sardà: El Cultural, El Mundo)
PUNTUACIONES
- Descubrepelis: 7,4
- Filmaffinity: 6,7
- IMDB: 6,1
* Media: 6,7
TRAILER
VER TAMBIÉN